jueves, 21 de mayo de 2009

martes, 19 de mayo de 2009

viernes, 17 de abril de 2009

Nacionalidades

Cierto día, un día aburrido y monótono en una empresa holandesa aún más aburrida y monótona, el director de dicha empresa daba vueltas a su despacho sopesando cuidadosamente una controvertida cuestión.

-¿Me amará mi mujer? -se decía- ¿o es que sólo me quiere por mi dinero y mi chalet a las afueras de Amsterdam?

En esto que entra el subdirector de la empresa con un dibujo de su hija de cinco años en la mano, un scathar, sin nada que hacer, y, cuando se dispone a enseñárselo al director, éste le replica:

-Tienes que averiguar si mi mujer me ama o sólo está conmigo por mi dinero. Te doy una hora.

Y se sienta en su sillón para intentar resolver un cubo de Rubbick, actividad que deja unos minutos más tarde para ponerse a gastar bromitas telefónicas.

El subdirector, entretanto, se va a la sala de juntas, donde todos los accionistas de la empresa; un ateniense, un inglés, un bizantino, un ródano, un barcelonés y un italiano; se están tomando un café. Discuten sobre política, y algunos tiran avioncitos de papel. Salta a la vista que ninguno de ellos tiene nada que hacer.

El subdirector expresa el problema con las siguientes palabras:

-El jefe quiere saber si cuando se tira a su mujer, ella accede por amor o por dinero. Tenéis 45 minutos para dar con la respuesta.

Algunos se levantan para dar una vuelta y meditar, otros se quejan por la delegación de competencias, algunos de ellos roncan y otros sencillamente nunca se dieron cuenta de que aquello iba con ellos.

El ateniens, uno de los que se levanta, se encuentra al relaciones públicas de la empresa (sí, otro scathar) enzarzado en una discusión con una máquina expendedora sobre el cambio, evidentemente sin nada que hacer.

-El jefe quiere saber si su mujer se lo trajina por amor o por dinero. Tienes un cuarto de hora para darme la respuesta.

El relaciones públicas sale corriendo, baja hasta la primera planta, y se encuentra la mesa del becario corintio, hasta arriba de papeles, con una cinta en la cabeza y más agobiado que cualquier ser que hubiesen conocido.

-Escucha, tú, el director quiere saber si su mujer se acuesta con él por dinero o por trabajo. Tienes 5 minutos para responder.

Entonces el becario, sin levantar la cabeza del trabajo, contesta.

-Es por amor.

Cuando el subdirector, el accionista que había encontrado al relaciones públicas, y el relaciones públicas se lo dicen al director, éste queda impresionado ante la presteza de la respuesta del becario.

Baja para hablar con él y le pregunta que cómo puede estar tan seguro.

En ese momento, el beario, ya harto de que no le dejen trabajar en paz, salta y exclama:

-¡Porque si fuese por dinero también lo tendría que hacer yo, joder!

Chistes de nacionalidades del Ikariam: Scatha

Un scathar se muere y sus tres mejores amigos, un scathar, un ateniense y un holandés van al funeral. Al acabar la misa, el ateniense dice:
- Es una vieja tradicion ateniense el dejar al difunto un poco de dinero para poder pagar a Caronte, el Barquero.
Y deja un montón de veinte monedas de oro sobre el féretro. Entonces el scathar dice:
- Bueno, esto no es una tradicion scathar, pero que no se diga que un ateniense ha sido más generoso que un scathar.
Y deja treinta monedas en el féretro. Entonces el holandés dice:
- Bueno, pues yo no voy a ser menos.
Entonces coge las cincuenta monedas de oro del féretro y en su lugar deja un cheque por cien monedas, pagables al muerto.

-¿Cuántos scathair hacen falta para cambiar una bombilla?
-Dos. Uno la sujeta y el otro bebe hasta que la habitación empiece a girar y Edison las invente.

- ¿Cuál es la diferencia entre una boda y un entierro scathar?
- En el entierro tocan a más alcohol por cabeza.